Fue el físico italiano Evangelista Torricelli, en 1643, el primero en lograr medir la presión atmosférica mediante un conocido y curioso experimento.
Torricelli llenó con mercurio un tubo de 1 metro de longitud abierto por un extremo. Invirtiéndolo, sin dejar caer su contenido, lo introdujo en un recipiente que contenía la misma sustancia. La columna de mercurio del tubo descendió varios centímetros, pero no del todo, permaneciendo estática con una altura próxima a los 76 cm (760 mm)
¿Por qué la columna de mercurio no descendía totalmente? Torricelli dedujo que ello era debido a la fuerza que ejercía la atmósfera sobre la superficie de mercurio del recipiente. Esta presión debida al peso del aire era capaz de equilibar la presión ejercida por el peso del mercurio de la columna.
Este fue el origen además de una de las unidades en las que se mide la presión: el milímetro de mercurio. Así, a nivel del mar y en condiciones normales, la presión atmosférica se correspondía con una columna de mercurio de altura 760 mm.
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