Tanto su
situación geográfica como su compleja orografía, hacen de la Península Ibérica
una región con una gran y rica variedad climática. Son numerosas las
clasificaciones climáticas existentes, tal vez la más conocida y usada de todas
ellas es la creada por Wladimir Köppen, la cual recibe de él su nombre. La
clasificación de Köppen define
diferentes regiones climáticas a partir de los valores medios mensuales de
temperatura y precipitación, delimitando cada clima en base a su influencia
sobre la distribución de vegetación.
Imagen de satélite del pasado 8 de diciembre de 2014 obtenida del perfil en Flickr de EUMETSAT
No obstante,
para asentar una primera base mucho más sencilla, optaremos por explicar el
criterio de división más básico y clásico para la Península Ibérica, el que nos
enseñan en el colegio desde pequeños y que ahora refrescaremos. Según esta
clasificación, distinguimos:
- Clima oceánico: se extiende por el norte y noroeste de la Península. Se caracteriza por la abundancia de precipitaciones y la suavidad de sus temperaturas durante todo el año.
- Clima mediterráneo: típico en el sur y toda la costa mediterránea. Las temperaturas son suaves en invierno y elevadas en verano, mientras que las precipitaciones son escasas e irregulares (concentrándose principalmente en primavera y otoño)
- Clima mediterráneo continental (mediterráneo de interior): es característico de las mesetas y la depresión del Ebro. Presenta intervalos de temperatura mucho más extremos, altos en verano pero mucho más bajos en invierno.
- Clima de montaña: se presenta en los grandes sistemas montañosos (Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistema Central…). Las temperaturas son muy bajas en invierno y suaves en verano, mientras que las precipitaciones se dan en un gran número de ocasiones en forma de nieve.
De todos modos, debemos ser conscientes de que cada uno de estos climas presentará a su vez una gran variedad interior propia. Así, en caso de profundizar en la temática, se podrá diferenciar dentro del clima mediterráneo entre su vertiente árida (en el Sureste peninsular) o la presente en el Valle del Guadalquivir, por ejemplo.
Para finalizar, fuera de la Península, aunque dentro del territorio español, hablaríamos de un clima subtropical en las Islas Canarias, ocasionado por su situación geográfica, mucho más próxima al trópico de Cáncer. Sin embargo, la variedad dentro del propio archipiélago es muy amplia y merecedora por si sola de una futura entrada en la que hablar de ella.