Desde un primer momento, debemos diferenciar entre aire húmedo y aire seco según la presencia o no, respectivamente, de vapor de agua. Es decir, podemos considerar el aire húmedo como una mezcla de aire seco y vapor de agua.
Así, la composición del aire seco se muestra e ilustra en la tabla y el gráfico que siguen:
Nitrogeno (N2), Oxígeno (O2), Argón (Ar) y Dióxido de carbono (CO2) son los cuatro componentes principales del aire seco. El resto estaría formado por otros en proporciones mucho menores, como Neón (0.0018%), Helio (0.0005%), Metano (0.0002%) o Kriptón (0.0001%).
Mientras las proporciones de algunos de estos gases permanecen más o menos constantes, las de otros varían en el espacio y en el tiempo. Ejemplos de estos componentes "variables" son el dióxido de carbono, el ozono y, como se puede deducir del comienzo de esta entrada, el vapor de agua.
Para finalizar, no podemos olvidarnos tampoco de otro elemento más, el conocido como aerosol atmósferico. Se trata de párticulas líquidas y sólidas en suspensión. Su origen puede ser tanto natural (tormentas de polvo, cenizas volcánicas) como procedentes de la actividad humana (productos de desecho de la actividad industrial)
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